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PARACELSO

Felipe Aureolo Teofrasto Bombasto de Hohenheim, es el nombre auténtico del famoso Mèdico, alquimista revolucionario del Renacimiento, hombre genial, que nació el 10 de noviembre de 1493, en Ensiedeln, Suiza (actual Salzburgo), y fue bautizado con el nombre de Teofrasto, como recuerdo del pensador griego Teofrasto Tyrtanmos de Etresos, al cual el Doctor Hohenheim, padre de Paracelso, admiraba profundamente.

El nombre de Paracelso , se lo puso su padre, cuando era un muchacho, queriendo así demostrar que en su juventud, era más sabio que Celso, médico célebre que vivió en tiempos del Emperador Augusto, y autor de un libro de Medicina, más adelantado que los de su época.

Paracelso era un niño bajito y enclenque con tendencia al raquitismo, por lo cual reclamaba los más cariñosos cuidados. Estos los recibía de su propio padre, que sentía por él una infinita ternura, ya que su mamá falleció siendo él niño aún. El Doctor Hohenheim daba una importancia extraordinaria a los efectos salutíferos del aire libre, respirando en plena Naturaleza; por esto, cuando el muchacho hubo crecido, hizo de él su compañero de excursiones, consiguiendo así robustecer su cuerpo y enriquecer su espíritu.
En estas correrías fue cuando aprendió Paracelso los nombres y las virtudes de las hierbas y plantas curativas, así como los diversos modos de usarlas.

Se puede afirmar que la mayor parte de las hierbas medicinales que hoy se recetan, se conocían ya en la Edad Media, y los religiosos las cultivaban amorosamente en los jardines de los conventos, por eso se han conservado algunos conocimientos de sus usos.

La alianza del espíritu científico de Paracelso, junto a las corrientes espirituales de la Reforma, con su influencia sobre el alma de los hombres, nos revelará la formación de su personalidad, aparentemente contradictoria.

Paralelamente al estudio de Medicina, Teofrasto, hizo grandes incursiones en el estudio de Ciencias Ocultas. Para aquellos tiempos era imposible dedicarse a la Medicina sin conocer profundamente la Astrología. La ciencia experimental estaba por nacer. El misticismo y la magia convivían con las teorías más opuestas….

Paracelso se esforzó en adquirir la unión de su alma con el Espíritu Divino, a fin de poder concebir el funcionamiento de ese Espíritu Universal dentro de la Naturaleza.

Afirmaba que las fuerzas secretas de la Naturaleza estaban confiadas a seres espirituales. Abundaban sus discípulos y, a los que estimaba dignos, les admitía en su laboratorio, donde se manipulaban toda especie de experimentos alquímicos y mágicos.

Realizó ciertos experimentos psíquicos y consiguió éxitos sorprendentes; él, quizás, fue el primero que nos ha hablado de la transmisión de pensamiento a distancia. A él se deben los primeros ensayos de criptografía o escritura secreta. Era asimismo un gran conocedor de la Cábala, por medio de la cual había dado profundas interpretaciones de pasajes proféticos y místicos de la Biblia.

Fue ciertamente un místico. Su filosofía espiritual fue hija de su precoz conocimiento del neoplatonismo; tenía por base la unión con Dios, unión por la cual el espíritu del hombre procuraba vencer las malas influencias, descubrir los Arcanos de la Naturaleza, conocer el bien, y vivir siempre dentro de la fortaleza Divina.

Paracelso supo ver la mano de Dios en toda la Naturaleza: en lo profundo de las montañas, donde los metales esperan su voluntad, en la bóveda celeste, donde por Él se mueven el Sol y las estrellas, en las riberas, donde su liberalidad vierte toda suerte de alimentos y la bebida para el hombre; en los verdes prados y en los bosques, donde crecen miríadas de hierbas y de frutos bienhechores; en las fuentes que proporcionan sus dotes curativas. Vio, que la tierra era la Gran obra de Dios, y que era preciosa a sus ojos.

Paracelso era una inteligencia fuerte y clara. Era bueno y era sabio. Su vida errante no le despojó jamás de esa bondad que constantemente hizo resplandecer los generosos impulsos de su alma. Sentía como un artista y pensaba como un filósofo; por esto supo hermanar las leyes de La Naturaleza con las del Alma
Para él, la medicina tiene cuatro pilares básicos:

• Astronomía
• Ciencias Naturales
• Química
• El Amor

Fue el fundador de la moderna herboristería.
También acuñó la Espagiria, palabra atribuida a Paracelso ("Spagyria") del griego "spaô", "extraer" y "ageirô" reunir.

Fue usado como sinónimo de Química.
Paracelso dice lo siguiente:

"Darumb so lern Alchimiam, Die sonst Spagiria heibt,
Die lernt das falsch scheiden von gerechten"

“...por eso aprende la Alquimia, que de otro modo es llamada Espagiria,
ella enseña a separar lo falso de lo justo”
Paracelso, Opus Paramirumazure

Los medicamentos espagíricos se componen de tinturas principalmente vegetales obtenidas en fechas determinadas de acuerdo a las influencias astrológicas.

En este punto se diferencia de la fitoterapia y de la medicina homeopática que no toma en cuenta estas influencias.

En algunas de sus obras hallamos la breve y fecunda expresión de un clarividente, y sus pensamientos van revestidos de un lenguaje que lo pone a la altura de los aforismos que perduran a través de los tiempos.

“La FE –dice- es una estrella luminosa que guía al investigador a través de los secretos de la Naturaleza. Es preciso buscar vuestro apoyo en Dios, y poner vuestra confianza en un credo divino, fuerte y puro; acercaos a Él de todo corazón, llenos de amor y desinteresadamente. Si poseéis esa FE, Dios no os esconderá la verdad, sino por el contrario os revelará sus obras de una manera visible y consoladora. La fe en las cosas de la tierra debe sostenerse `por medio de las Sagradas Escrituras y por el Verbo de Cristo, única manera de descansar sobre una base firme.”

Refiriéndose a la Medicina, Paracelso decía: “La Medicina se funda sobre la Naturaleza, la Naturaleza es la Medicina, y solamente en aquella deben buscarla los hombres. La Naturaleza es el maestro del Médico, ya que ella es más antigua que él, y ella existe dentro y fuera del hombre…Porque los misterios de Dios en la Naturaleza son infinitos; Él trabaja donde quiere, como quiere, cuando quiere. Por esto debemos investigar, llamar, interrogar. Y al pregunta nace: ¡Qué clase de hombre debe ser aquel que busca, llama e interroga?. ¡Cuán verdadera deberá ser la sinceridad de tal hombre, cuán verdadera su fe, su pureza, su misricordia!.
Además agregaba: “Ningún médico puede decir que una enfermedad es incurable. Al decirlo, reniega de Dios, reniega de la Naturaleza, desprecia al gran Arcano de la Creación. No existe ninguna enfermedad, por terrible que sea, para la cual no haya previsto Dios la cura correspondiente.”

En su trabajo con las plantas afirmaba que es absolutamente necesario estudiarlas en sus relaciones con el Macrocosmos (Universo), y con el microcosmos (hombre). La Fisiología Vegetal debe llevarnos al estudio de las fuerzas vitales, que en su constante evolución constituyen su alimento y su desarrollo. La fisiognosia vegetal, nos enseñará a conocer, por su aspecto exterior, las fuerzas secretas de cada una de las plantas.
Afirmaba también: “Cada planta es una estrella terrestre. Sus propiedades celestes se hallan inscritas sobre los colores de los pétalos, y sus propiedades terrestres, en la forma de las hojas; toda la Magia está contenida en ellas, ya que las plantas representan en su conjunto todas las potencias de los astros…”

“El objeto de la vegetación es transmitirnos los detalles de belleza, de color y de perfección que nacen de las regiones superiores y que tienden a introducirse en nuestra región inferior.”

Desde la más remota antigüedad, así como enhebrando las diversas culturas planetarias, se han reconocido las virtudes sanadoras del reino vegetal, y en Paracelso se evidencia una general intuición sobre este reino, muy particular.

Paracelso nos recuerda que el poder curativo de un vegetal está en su espíritu; así, pues, en su estado natural la actividad de su espíritu se halla refrenada, y su luz oscurecida por el vestido de la materia: es preciso entonces, quitar esos harapos o, al menos cambiarlo por algo más puro y más fijo, de esa manera sugiere las diferente formas de usarlas: decocción, esencias, aceites e infusiones …

Un cierto día fue progresando la debilidad en su cuerpo, así como progresó su fortaleza de espíritu ante el cercano fin. Poco antes de morir se ocupaba en escribir sus meditaciones sobre la vida espiritual. Expiro el 24 de setiembre de 1541, para pasar a seguir su viaje de inmortalidad

BIOGRAFIA CONSULTADA. “Las plantas mágicas” de Paracelso.
“El libro de las hierbas” de Paracelso.

CARLOS LINNEO

EL PADRE DE LA TAXONOMIA


Carlos Linneo (1707-1778)


Nació el 23 de mayo de 1707, en Stenbrohult, en la provincia de Småland en el sur de Suecia. Su padre, Nils Ingemarsson Linneo, era un pastor luterano y un fanático jardinero.

Los padres de Carlos se sintieron decepcionados al no mostrar éste, ningún interés ni aptitud para el sacerdocio, pero su familia se consoló algo cuando Linneo ingresó a la Universidad de Lund en 1727 para estudiar medicina. Carlos mostró desde muy joven un profundo amor por las plantas, y una gran fascinación por sus nombres. Su nombre de nacimiento era Carl Nilsson (Carl, hijo de Nils, dado que su padre se llamaba Carl Ingemarsson). Para su inscripción en la Universidad de Lund, Nils escogió el apellido Linneaus, creado a partir de la palabra linn (tilo). Un año después, se transfirió a la Universidad de Uppsala, la universidad de mayor prestigio en Suecia. Sin embargo, sus facilidades médicas habían sido descuidadas y se encontraba en decadencia. Linneo dedicó la mayor parte del tiempo que pasó en Uppsala recogiendo y estudiando plantas, su verdadero amor. En esa época, el entrenamiento en botánica formaba parte del plan de estudio de medicina, ya que todos los doctores tenían que preparar y prescribir medicinas derivadas de plantas.

A pesar de encontrarse restringido económicamente, Linneo organizó una expedición botánica y etnográfica a Laponia en 1731 . En 1734, organizó otra expedición hacia Suecia central.

Linneo viajó a los Países Bajos (Holanda) en 1735 y poco después terminó sus estudios médicos en la Universidad de Harderwijk, y entonces se inscribió en la Universidad de Leiden para continuar estudios. Ese mismo año publicó la primera edición de su clasificación de los seres vivos, el Systema Naturae. Durante estos años, se reunió o mantuvo correspondencia con los principales botánicos del mundo, y continuó desarrollando su esquema de clasificación.

Regresó a Estocolmo, Suecia, en 1738, donde practicaba la medicina (especializándose en el tratamiento de la sífilis) y daba clases; luego consiguió el nombramiento como profesor en Uppsala en 1741. En Upssala, restauró el jardín botánico (sembrando las plantas de acuerdo a su sistema de clasificación), hizo tres expediciones más a diversas partes de Suecia, e inspiró a toda una generación de estudiantes
Desde el punto de vista histórico, Carl von Linné o Carolus Linnaeus, es llamado con frecuencia el Padre de la Taxonomía.

El, en su forma de sentir a toda la Creación afirmaba:
Nomina si nescis, perit et cognitio rerum.
(Si ignoras el nombre de las cosas, desaparece también lo que sabes de ellas)

Carlos Linneo en 1755
La labor de Linneo fue enormemente útil. Por primera vez los naturalistas de todo el mundo tenían un sistema común de denominaciones para identificar las distintas criaturas. Este sistema de identificación supuso un avance muy importante. A medida que el hombre exploró la tierra y descubrió continentes fue hallando cada vez más especies. Aristóteles había registrado unas quinientas solamente, mientras que en tiempos de Linneo se conocían ya decenas de miles.

El libro de Linneo sobre la clasificación tenía sólo siete páginas en su primera edición; en la décima se amplió ya hasta las 2.500. Si los naturalistas no hubiesen adoptado un sistema de clasificación normalizado, no podrían haber estado nunca seguros de qué plantas o animales estaban estudiando los demás. El estudio de la historia natural se habría sumido en el caos.

De la clasificación por géneros y especies Linneo pasó a agrupar géneros similares en órdenes, y órdenes semejantes en clases. Linneo distinguió seis clases diferentes de animales: mamíferos, aves, reptiles, peces, insectos y gusanos.

La labor de Linneo fue proseguida por el biólogo francés Georges Cuvier, que fue considerado el Padre de la Paleontología ( 1769 – 1832).

Hacia 1805 existía ya un sistema para clasificar todos los seres vivos, completando finalmente la labor que hacía tanto tiempo iniciara Aristóteles. Toda criatura, viva o extinguida, podía colocarse en una categoría concreta. Cabía quizás disentir acerca de detalles menores, pero el plan general fue aceptado por todo el mundo.

El desarrollo de la taxonomía hizo pensar a los naturalistas. El hecho de que la vida pudiera clasificarse de manera tan limpia y elegante indicaba que tenía que haber ciertos principios biológicos que valieran para todas las criaturas, por diferentes que parecieran.

La clasificación de la vida dio así lugar a la idea de que todos los seres vivientes estaban inmersos en un mismo y único fenómeno. Y este concepto conduciría, a su vez, a una de las entonces indiscutiblemente «grandes ideas de la ciencia»: la evolución de las especies .

Sus ideas sobre la clasificación han influenciado a generaciones de biólogos mientras vivía , y también mucho después de su muerte, aún a aquellos que se oponían a los fundamentos filosóficos y teológicos de su trabajo.

Linneo trabajó en su Systema Naturae que, de un simple panfleto, llegó a ser un trabajo de muchos volúmenes, a medida que sus conceptos eran modificados y a medida que más y más especímenes de plantas y animales les eran enviados desde todos los rincones del planeta. La imagen de arriba muestra su descripción científica de la especie humana en la novena edición de Systema Naturae. En esa época, llamaba a los humanos Homo diurnis ["hombre diurno"].

Linneo amaba profundamente la naturaleza, y siempre se asombraba de las maravillas del mundo de los seres vivos. Sus creencias religiosas lo condujeron hacia la teología natural, una escuela de pensamiento muy antigua pero que estaba muy en boga alrededor de 1700: ya que Dios ha creado el mundo, es posible comprender la sabiduría de Dios estudiando Su Creación. Y así lo expresó en el prefacio a una edición posterior de Systema Naturae: Creationis telluris est gloria Dei ex opere Naturae per Hominem solum -- La creación de la Tierra es la gloria de Dios, tal como sólo el Hombre lo ve por las obras de la Naturaleza. El estudio de la naturaleza revelaría el Órden Divino de la creación de Dios, y el trabajo del naturalista era construir una "clasificación natural' que revelaría este Orden en el universo.

Sin embargo, la taxonomía vegetal de Linneo se basaba únicamente en el número y arreglo de los órganos reproductores; la clase de una planta estaba determinada por sus estambres (órganos masculinos), y su orden por sus pistilos (órganos femeninos). De esto se obtenian muchos agrupamientos que no resultaban naturales.

El mismo Linneo admitía que esto producía una "clasificación artificial", no una natural que tuviera en cuenta todas las semejanzas y diferencias entre organismos. Pero como muchos naturalistas de su tiempo, Linneo le daba gran significación a la reproducción sexual de las plantas, la cual recientemente había sido redescubierta.


Flores de Linnaea borealis, planta lapona que se convirtió en el símbolo de Linneo
Luego de experimentar con varias alternativas, Linneo simplificó inmensamente el proceso, designando con un nombre latino para indicar el género, y otro como nombre "abreviado" para la especie. Los dos nombres forman el nombre binomial ("dos nombres") de la especie. Por ejemplo, en su trabajo de dos volúmenes Species Plantarum (Las Especies de Plantas), Linneo renombró al rosal silvestre Rosa canina.
Este sistema binomial se convirtió rápidamente en el sistema estándard para nombrar las especies. .
En los primeros años, Linneo creía que las especies no solamente eran reales sino que también eran inmutables, escribiendo Unitas in omni specie ordinem ducit (La invariabilidad de las especies es la condición para el órden [en naturaleza]).

En sus intentos por crecer plantas foráneas en Suecia, Linneo también teorizó que las especies de plantas pudieran alterarse a través del proceso de aclimatación. En sus últimos años de vida, Linneo investigaba lo que él creía que eran casos de cruzamientos entre géneros, lo que le llevo a descubrir como especies diferentes de plantas podían hibridarse, creando formas que semejaban nuevas especies. Abandonó el concepto de que las especies eran fijas e invariables, y sugirió que algunas -- y quizás la mayoría -- de las especies en un género podían haberse originado luego de la Creación del mundo, a través de hibridación.
Linneo era Creacionista, no Evolucionista. Aunque es verdad que abandonó sus primeras ideas sobre la fijeza de las especies, y reconocíó que la hibridación había producido nuevas especies de plantas y de animales. Pero para Linneo el proceso de generación de nuevas especies no era abierto ni ilimitado. Cualquier nueva especie que pudiera haberse originado formaba parte del plan de la Creación de Dios, y siempre habían estado potencialmente presentes.

La clasificación jerárquica y la nomenclatura binomial, muy modificadas, ha permanecido durante más de 200 años como estándares. Sus escritos han sido estudiados por todas las generaciones de naturalistas. La búsqueda por un "sistema natural" de clasificación todavía continúa.